Tercera Cita con Marais.
Entre las siete suites que encontramos en el Quinto Libro, publicado en 1725, se abre paso una en sol menor, con algunas particularidades. La tonalidad ya nos sumerge en una atmósfera nostálgica, quizás triste, y a la vez reflexiva. El autor cuenta con sesenta y nueve años. Se nota en plena forma y nos sigue sorprendiendo con evocaciones acertadas y su refinada manera de sugerir afectos, a veces sutilmente, a veces de forma desgarradora. Abre la suite un preludio al uso, sin mayores pretensiones, pero hermoso en el uso de armonías, nos prepara el afecto. Luego una Fantasía. La primera Alemanda, La “Freval des Loges”, usa fórmulas casi lombardas, sin perder la sobriedad propia de la danza. El título sigue siendo un enigma, quizás se trata de un apellido de alguien cercano a Marais. Le sigue una Sarabanda evocadora, con atisbos de pena.
En aquella época se llamaba Pagoda a los templos de religiones orientales. En 1686, Versalles recibió la visita del Rey de Siam, hecho que seguramente impregnó la imaginación de nuestro compositor. Pues, esta tarde, la Giga “La Pagode” parece una casualidad del destino... Una Gavota y un Minuet, simples, siguen dando forma a la suite.
Una nueva Alemanda , “La Marianne”, fue probablemente dedicada a su hija menor Marianne, nacida en 1697. Es una pieza soberbia y a la vez sensible, con secuencias de sextas unísonas que reflejan algún dolor... también saltos, silencios y acordes que dejan ver impotencia
El movimiento central es uno de los cuatro “Tombeaux” que aparecen en los cinco libros. El “Tombeau pour Marais le Cadet” está aparentemente dedicado a su hijo Sylvain, fallecido cerca del año de publicación del libro. Se trata de una pieza de gran entidad en la que los afectos de tristeza y recuerdos inocentes se entrelazan de nuevo en secuencias de sextas y tiratas casi esperanzadoras...
Después de esa emoción, Marais nos deja el Rondó “Le Badin”. Richelet nos dice que significa juguetón, que actúa con futilidad, casi sin sentido...
Cierra la suite una pieza muy particular, “La Georgienne la Maupertuy”. Aparentemente dedicada a Pierre Louis Moreau de Maupertuy, miembro de la “Académie de Sciences”. En 1724 publicó un estudio sobre las peculiaridades de las formas de los instrumentos con relación a los sonidos y notas que producen. También promulgó la teoría del principio de la mínima acción presente en todos los procesos del universo. Es difícil establecer una relación entre Marais y este personaje. Sólo podemos intuir que en los círculos intelectuales parisinos todos se conocían. Además, Maupertuy fue alumno de Bernier, célebre compositor y yerno de Marais. Los afectos de esta pieza no parecen casuales: silencios, disonancias y silencios. Simpleza y sobriedad en perfecta combinación.
Una suite en re menor abre el Cuarto Libro de Piezas para Viola da Gamba, publicado en 1717. El esquema sigue siendo el tradicional de la suite de danzas. En esta ocasión, sólo una de las piezas se presenta como una referencia extra-musical: “La Mignone”. Textualmente significa, según Richelet, “Bonita, Bella... Delicada”, .... El resto son danzas características en cuanto a su forma y duración. En la “Gigue” y el “Caprice” los recursos técnicos de la viola son llevados a un alto grado de exigencia.
Entre las siete suites que encontramos en el Quinto Libro, publicado en 1725, se abre paso una en sol menor, con algunas particularidades. La tonalidad ya nos sumerge en una atmósfera nostálgica, quizás triste, y a la vez reflexiva. El autor cuenta con sesenta y nueve años. Se nota en plena forma y nos sigue sorprendiendo con evocaciones acertadas y su refinada manera de sugerir afectos, a veces sutilmente, a veces de forma desgarradora. Abre la suite un preludio al uso, sin mayores pretensiones, pero hermoso en el uso de armonías, nos prepara el afecto. Luego una Fantasía. La primera Alemanda, La “Freval des Loges”, usa fórmulas casi lombardas, sin perder la sobriedad propia de la danza. El título sigue siendo un enigma, quizás se trata de un apellido de alguien cercano a Marais. Le sigue una Sarabanda evocadora, con atisbos de pena.
En aquella época se llamaba Pagoda a los templos de religiones orientales. En 1686, Versalles recibió la visita del Rey de Siam, hecho que seguramente impregnó la imaginación de nuestro compositor. Pues, esta tarde, la Giga “La Pagode” parece una casualidad del destino... Una Gavota y un Minuet, simples, siguen dando forma a la suite.
Una nueva Alemanda , “La Marianne”, fue probablemente dedicada a su hija menor Marianne, nacida en 1697. Es una pieza soberbia y a la vez sensible, con secuencias de sextas unísonas que reflejan algún dolor... también saltos, silencios y acordes que dejan ver impotencia
El movimiento central es uno de los cuatro “Tombeaux” que aparecen en los cinco libros. El “Tombeau pour Marais le Cadet” está aparentemente dedicado a su hijo Sylvain, fallecido cerca del año de publicación del libro. Se trata de una pieza de gran entidad en la que los afectos de tristeza y recuerdos inocentes se entrelazan de nuevo en secuencias de sextas y tiratas casi esperanzadoras...
Después de esa emoción, Marais nos deja el Rondó “Le Badin”. Richelet nos dice que significa juguetón, que actúa con futilidad, casi sin sentido...
Cierra la suite una pieza muy particular, “La Georgienne la Maupertuy”. Aparentemente dedicada a Pierre Louis Moreau de Maupertuy, miembro de la “Académie de Sciences”. En 1724 publicó un estudio sobre las peculiaridades de las formas de los instrumentos con relación a los sonidos y notas que producen. También promulgó la teoría del principio de la mínima acción presente en todos los procesos del universo. Es difícil establecer una relación entre Marais y este personaje. Sólo podemos intuir que en los círculos intelectuales parisinos todos se conocían. Además, Maupertuy fue alumno de Bernier, célebre compositor y yerno de Marais. Los afectos de esta pieza no parecen casuales: silencios, disonancias y silencios. Simpleza y sobriedad en perfecta combinación.
Una suite en re menor abre el Cuarto Libro de Piezas para Viola da Gamba, publicado en 1717. El esquema sigue siendo el tradicional de la suite de danzas. En esta ocasión, sólo una de las piezas se presenta como una referencia extra-musical: “La Mignone”. Textualmente significa, según Richelet, “Bonita, Bella... Delicada”, .... El resto son danzas características en cuanto a su forma y duración. En la “Gigue” y el “Caprice” los recursos técnicos de la viola son llevados a un alto grado de exigencia.
Sirva este humilde concierto como homenaje a aquellos que no están, y especialmente a quienes siguen aferrándose a la vida.
J.L.L.B
Programa
Programa
Libro V
Prelude - Fantaisie - Allemande La Freval des Loges - Sarabande - Gigue La Pagode - Gavotte - Menuet - Allemande La Marianne - Tombeau pour Marais Le Cadet - Rondeau Le Badin - La Georgienne La Maupertuy
Libro IV
Prelude - Allemande - La Mignone - Menuet - Gigue La Petite - Rondeau - Caprice
Leonardo Luckert, viola da gamba.
Juan Perfecto Osca Añó, violone en sol.
Aníbal Soriano Martín, teorba y guitarra barroca.
Ana Moreno Aranda, clave.
C.P.M.Cristóbal de Morales, Sevilla
jueves 19 de noviembre de 2015, 20:30h
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